Jesús en el Evangelio nos invita permanentemente a la oración, con su ejemplo y con su Palabra. Él mismo nos dice: “Pedid y se os dará, buscad y encontrareis, llamad y se os abrirá.” (Mt 7,7.) ¡Si los cristianos comprendiéramos el valor que tiene la oración, no dejaríamos de rezar!
Por esto sabemos que somos escuchados por el Señor, y que nuestras obras no darán fruto si no están precedidas y acompañadas por una oración confiada.
Desde nuestro seminario, sabemos que la verdadera pastoral vocacional comienza y alcanza su fruto desde la oración, desde tu oración.
Si te preocupa el futuro de los jóvenes, los enfermos que no encuentran consuelo en el lecho del dolor; los niños que no conocen la grandeza del amor humano y divino; las personas que sufren la desesperanza, el abatimiento, la tristeza; la enfermedad del pecado que asola nuestra sociedad y nuestras vidas… si en definitiva te preocupan las personas que no conocen a Cristo, ora por los sacerdotes, por el aumento en número y santidad de los sacerdotes.
Te proponemos una forma sencilla y breve, pero a la vez intensa. Únete a nosotros recitando cada día esta oración por las vocaciones sacerdotales:
“Señor Jesús: a la vista de tantos seminarios desolados y de tantos pueblos sin sacerdotes, movido nuestro corazón de la pena que arrancó del tuyo aquel angustioso lamento: La mies es mucha, los operarios pocos, te pedimos que derrames sobre tu Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza que suscite dignos ministros de tu altar y los haga defensores valientes y humildes de tu Evangelio.
María Inmaculada, Reina y Madre de los sacerdotes: ¡Ruega al Señor de la mies que envíe operarios a su mies!”