«Dios cumple lo que promete»

Un día más seguimos con los testimonio de otro de los futuros diáconos. Hoy Fernando Suárez nos cuenta su testimonio:

  1. ¿Qué han supuesto para ti estos años de seminario?

Estos años en el Seminario suponen un dejarse mirar por Dios, conducir por Él, conocerlo más y prepararse para entregarle el corazón. Descubrir que Dios tiene un plan de felicidad para mi y que me pide la entrega a serle fiel el resto de mi vida.

  1. ¿Qué aspecto destacarías de este periodo?

Que Dios habla bajito, que hay que pararse a escucharle, y que sólo en la medida que nuestra voluntad se conforma a la Voluntad del Señor, podemos vivir en la vida Grande a la que Dios nos llama, que es la Santidad. No es que ya lo haya conseguido, pero es el camino que Dios me ha mostrado. Como lo resume un buen amigo mío, San Maximiliano María Kolbe: v+V=S. Mi voluntad unida a la Voluntad de Jesús, nos lleva a la Santidad.

  1. ¿Qué fue lo que hizo que te plantearas la vocación?

Descubrí que Dios tenía pensado para mi otros planes, que no eran los míos… ver la necesidad que las personas tienen de una respuesta a los interrogantes más profundos de su corazón, reconocer que Jesús es la Palabra que Dios ha querido comunicarle al hombre, y la llamada clara a ser altavoz, mensajero, testigo, Presencia de ese mismo Dios.

  1. A pocos días de la ordenación ¿Cómo afrontas tu futuro ministerio ante la situación sociocultural actual?

Con confianza en que Dios conoce mejor que nosotros la forma en la que llegará a esta generación, que todo tiempo de crisis es, a la vez, oportunidad para volver a los fundamentos, a lo que nos constituye como personas, para volver la mirada a Dios. La Iglesia es hoy, como siempre, instrumento de salvación para los hombres y mujeres de este mundo, el mejor lugar donde aprender a conocer a Jesús y caminar juntos hacia el Cielo. ¿Puede haber, acaso, empresa mejor?

  1. ¿Qué le dirías hoy a un joven que se plantea la vocación sacerdotal?

Que Dios cumple lo que promete (lo dicen los Sacerdotes), que si Dios nos llama a la vocación sacerdotal es porque quiere hacernos inmensamente felices. Y más concretamente, que abra su corazón a Dios, que le firme un cheque en blanco. Luego, si Dios insiste, que pida ayuda a un Sacerdote con experiencia. Entonces podrá reconocer en las acogida de ese Sacerdote, la misma predilección de Dios: “Ven y sígueme” (Mt 19, 21). Después, sin miedo, hablar con el Rector del Seminario, que sabrá ayudar a discernir, junto con los Sacerdotes del seminario, ese Gran regalo que Dios nos hace. Confía en que Dios cumple lo que promete.

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