«Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5, 13-14)

María Rodríguez, voluntaria de la Delegación de Juventud, también se ha querido sumar a esta rueda de testimonios. ¿Qué más necesitas para venirte?

¡Hola! Me llamo María, tengo 19 años y actualmente estoy estudiando Magisterio en el Centro de Magisterio Sagrado Corazón en Córdoba.

Hace 6 años decidí ir a la peregrinación de Guadalupe que organiza la “Dele”, en gran parte, porque iban todos mis amigos, pero, como muchos saben, la Virgen aprovecha esas situaciones para llamarte a voces y tocar tu corazón. Fue tan grande el Amor que yo sentí que me fui acercando a Dios poco a poco y cada vez más, hasta que me di cuenta de que una de las formas más bonitas de estar muy cerca de Él, es sirviendo a los demás. Después de 3 años yendo de peregrina, tomé la decisión de ir como voluntaria. Para mí, servir de esta manera era todo un reto pues, los años anteriores, los voluntarios que habían ido en mi grupo habían dejado el listón muy alto, como una especie de “superhéroes” que pusieron a nuestra disposición todos los dones que Dios les había dado. A pesar del miedo de no poder llegar a ser como ellos, me lancé y recibí uno de los mayores regalos de las manos del Señor, ser voluntaria de la Delegación. En estos años he conocido a muchísimas personas, me he reído hasta que me doliera la barriga, he cantado hasta dejarme la garganta por el camino, pero lo más bonito es ver, cada año, a tantos jóvenes que se encuentran con la Virgen, como me pasó a mí. Ver cómo, en tres días, hay tantísimas personas que se confiesan después de muchos años, que se emocionan con una Misa o cuando suben al camarín de la Virgen de Guadalupe, que gritan a los cuatro vientos su alegría de ser cristiano…me hace agradecerle al Señor y a su Madre la oportunidad que me dieron en 2014 de poder acercarme a Ellos de la misma manera.

¿Os acordáis de que antes he hablado de que los voluntarios son una especie de “superhéroes”? Pues no son más que un grupo de jóvenes normales (aunque un poco especiales), que están unidos porque tuvieron un encuentro como el mío con la Virgen, capaces de dar su tiempo durante el mes de octubre para preparar la Peregrinación y ofrecerse al 100% para que todo salga como Dios quiere, o por lo menos, intentarlo. Pasan todas las inscripciones, preparan los materiales, los alojamientos donde se hacen los mejores puzles de esterillas y sacos… y muchas tareas más.

Ir a Guadalupe es una oportunidad de encontrar la felicidad donde no crees que puedas encontrarla, de conocer a quienes pueden ser tus amigos para toda la vida, de darte cuenta de que el Amor de Dios no es algo que digan los sacerdotes porque lo ponga en la Biblia, de sentir un cúmulo de emociones que nunca antes habías experimentado… ir a Guadalupe es un regalo. Te invito a que te atrevas a conocer al Señor viviendo esta experiencia, Él te está esperando en las manos de su Madre.

¡Él vive y te quiere vivo!

María Rodríguez, voluntaria.

Publicado el

COMPARTIR

[wp_social_sharing social_options='facebook,twitter,googleplus' twitter_username='SemiSanPelagio' facebook_text='Compartir en Facebook' twitter_text='Compartir en Twitter' googleplus_text='Compartir en Google+' icon_order='f,t,g' show_icons='1']