Él sigue llamando

Andreína es una religiosa de la congregación de las Hijas del Patrocinio de María a la que queremos un montón. Hablar con ella siempre te llena de alegría. ¡Os dejamos que ella os cuente su experiencia!


¿Qué significa para ti Guadalupe?

Explicar lo que significa Guadalupe para mí, me resulta muy complejo, porque descubro en mis años de experiencia, que Guadalupe cambia de año a año y que su significado se va ampliando a lo largo del tiempo según la apertura con la que vas haciendo el camino. Para mí Guadalupe es: emoción, búsqueda, escucha, presencia oración, agotamiento, fuerza interior, testimonio, coherencia, hermanos, amigos y respeto de lo ajeno.

¿Cuántos años llevas peregrinando a Guadalupe?

Si Dios quiere, esta peregrinación será la número 10. Una década interrumpida porque en ese periodo de tiempo fui destinada nuevamente a Venezuela. Qué bonito me suena el poder decir que he peregrinado una decena de veces a Guadalupe.

¿Qué es lo que más te ha marcado de Guadalupe?

Sin duda lo que más me ha marcado de todas las peregrinaciones ha sido lo que viví en el Santuario. Sólo a dos personas se los compartí en aquel momento y hoy lo hago con todos vosotros; sentí fuertemente que la Virgen me ayudaba a ser consciente de una gracia que me regalaba. Lloré y todavía lloro por aquel momento donde aunque estaba llena la iglesia, yo me sentía sola con Ella.
También han sido marcas positivas del camino el testimonio de tanta gente buena que en ese ambiente me han confiado su vida y me han hablado de sus deseos de vivir para Dios, gente que generosamente me ha escuchado a mí y han sido bastones que me han sostenido. El testimonio de tantos voluntarios, muchos más jóvenes que yo, que se caracterizan por tomar la bandera del servicio y posibilitar que vivamos una gran experiencia.

¿Cómo crees que pueden aprovechar los jóvenes la peregrinación?

Creo que en cada uno los frutos serán diferentes, todo depende de su disponibilidad interior y de quienes los acompañemos. Dios por su parte quiere tener un encuentro especial con cada uno. A mí me resulta esencial que ellos no vayan preparados, como midiendo todo, sino que se dejen sorprender, que respeten los ritmos y las propuestas que la Delegación de juventud va sugiriendo y que se permitan usar los tiempos de silencio como espacios para oírse por dentro y reconocer cómo estás. Que sean valientes y se acerquen a un sacerdote en los momentos de confesión y que frente al Señor en la custodia puedan repetir una y mil veces: “aquí estoy”

¿Cómo vive Guadalupe siendo religiosa?

Desde mi ser de religiosa, Guadalupe es un derroche de frescor, una oportunidad para acompañar y que me acompañen, un subidón de adrenalina, al ver tantos jóvenes y personas que le buscan. Es una oportunidad de compartir con los sacerdotes de la diócesis y de ilusionarme con la fuerza y las ganas que ponen en ella cada seminarista.
Es un buen momento para cargar mis pesos, carecer un poco de las cosas, de las comodidades, ceder los puestos, esperar y ser la última.

¿Crees que Dios puede llamar a alguna joven a ser religiosa estos días?

Por supuesto que creo que sí, estoy convencida de que Dios es sumamente inteligente y que nos habla con fuerza en los momentos donde tenemos todas las emociones revueltas.
Este verano he tenido la suerte de estar en Colombia en una misión vocacional y fruto de ella salieron 13 jóvenes que han empezado un seguimiento vocacional con la Congregación. Sé que no todas responderán positivamente o emprenderán este camino. Pero han sido valientes y se han dejado cuestionar. En Guadalupe, ha pasado y seguirá pasando. Es hora de que las jóvenes de España digan nuevamente, sí, al Señor, pues Él sigue llamando

Andreina

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