El Seminario en la XXIV Peregrinación a Guadalupe

Concluye esta XXIV Peregrinación a Guadalupe y el Seminario solamente tiene palabras de agradecimiento por tanto cuánto nos ha dado el Señor. ¡Qué inabarcable es la misericordia del Señor!

Compartir junto a 1.330 jóvenes, no solo un fin de semana, sino una misma meta, la de llegar a las plantas de Nuestra Madre bendita, supone para nuestra comunidad un momento de gracia especial que Cristo nos tiene reservado para cada comienzo de curso. Hemos tenido la oportunidad de conocer de cerca la realidad de muchos jóvenes que están sedientos del amor de Dios, de Dios mismo. Además, hemos sido testigos de aperturas de corazón, de verdaderos encuentros con el Señor y con su Madre, de lágrimas que han sido garantía de que la Virgen de Guadalupe ha hecho en ellos maravillas memorables.

Desde la comunidad del Seminario agradecemos a todo el equipo de sacerdotes, voluntarios de la Delegación de Juventud y personas que han hecho posible este encuentro tan especial. Ellos se lo merecen.

En comunión con nuestro Obispo y nuestra Diócesis, trabajando por la Iglesia.

Gracias por tanto, María, porque has intercedido por nosotros en este camino de gracia, y has sido tu la que has hablado a cada joven para decirle: ¡Cristo vive y te quiere vivo!

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